lunes, 26 de marzo de 2012

Cine británico sobre la época thatcherista

Todoporhacer.org

¿Qué está haciendo Dios? Se lleva a John Lennon, se lleva a esos tres muchachos en Ainsley Pit y está pensando en llevarse a mi padre… ¿¡y la puta Margaret Thatcher vive!? ¿a qué está jugando?” – Phil, en Tocando al Viento (1996).

La década de 1980 fue una época muy jodida para pertenecer a la working class en el Reino Unido o en Estados Unidos, con Margaret Thatcher y Ronald Reagan llevando a cabo los ataques más viscerales de la historia (por ahora) contra los servicios sociales públicos. Si este Estado del bienestar es una conquista obrera o si se trata más bien de una serie de concesiones de la clase dirigente para calmar a las masas descontentas es un debate en el que no queremos entrar ahora; lo que queremos señalar es que la desaparición de las coberturas sociales, la destrucción de miles de empleos y la progresiva precarización de las vidas de quienes estaban en las filas de la clase obrera del momento marcó una época de miseria, desesperación y dolor, pero también de concienciación, movilizaciones, hermanamientos e ingenio para escapar de estas situaciones.

El cine realista social británico ha conseguido, de manera más que exitosa, retratar todos estos sentimientos y situaciones a través de la estética realista y la recreación – de forma comprometida – de historias a partir de lo cotidiano. Decía Leonardo Da Vinci en el siglo XV que “en cuanto nace la virtud, nace contra ella la envidia” y no podemos más que darle la razón al reconocer que es esto lo que sentimos cuando nos encontramos ante este movimiento cinematográfico cuya emulación no se ha podido llevar a cabo en España ni en ningún otro país de la misma forma.

El mayor representante de esta corriente es Ken Loach, director de Riff-raff (1990), cinta que retrata la vida de un trabajador escocés que trabaja de forma precaria (tanto es así que necesita okupar un apartamento vacío para tener una vivienda propia) para una constructora en Londres que, con tal de ahorrar costes, no pone todas las medidas de seguridad oportunas para garantizar la seguridad de sus empleados, al igual que ocurre con los trabajadores ferroviarios en su filme La Cuadrilla (2001). En Lloviendo Piedras (1993) retrata el drama del paro a través de la figura de un padre de familia cuarentón del norte de Inglaterra que hará lo que sea para comprar un vestido de comunión para su hija. Otros de los títulos vinculados a la temática de esta época que firma son La Canción de Carla (1996), Mi nombre es Joe (1998), Felices dieciséis (2002) y Buscando a Eric (2009). Todas sus películas se ruedan de forma natural, sin grandes recursos audiovisuales ni dramatismos más allá de las propias tragedias que viven sus personajes. Los obreros que aparecen no son grandes héroes a mitificar ni personas especialmente comprometidas (de hecho, una escena específica de Riff-raff puede herir la sensibilidad de aquéllos que reivindican los derechos de los animales); son gente normal y corriente, son las víctimas de las políticas neoliberales que se implementaron en su tiempo.

The Full Monty (Peter Canatteo, 1997) es una divertida comedia que relata la historia de seis obreros poco atractivos que deciden convertirse en strippers para ganar algo de dinero tras una ola de despidos en Sheffield (Inglaterra), una ciudad tradicionalmente vinculada con el sector de la metalurgia.

Otra película rodada en clave de comedia, aunque con algunos momentos realmente dramáticos, es Tocando el Viento (Mark Herman, 1996). En ella, una banda de música compuesta por mineros del norte de Inglaterra durante el gobierno de Thatcher sigue ensayando mientras, a su vez, se enfrentan al posible cierre de la mina, lo que supondría la pérdida de sus puestos de trabajo y la desaparición de dicha banda, una institución local con más de un siglo de historia.

Como otro filme sobre mineros podríamos citar Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000). La historia principal gira en torno a un niño de 11 años que quiere ser un bailarín de ballet profesional y cómo esto complica la relación con su padre. Sin embargo, como telón de fondo, se encuentran las profundas dificultades que tiene que atravesar la familia, en la que todos los varones trabajan como mineros durante las huelgas del sector en la década de los 80. Mientras duran las huelgas, los mineros sobreviven como pueden durante semanas sin ingreso alguno y siendo apaleados por policías.

Por último, nos despedimos con una breve mención de This is England (Shane Meadows, 2006), un drama centrado en un grupo de skinheads en 1983. Refleja cómo el movimiento skinhead original fue infiltrado por organizaciones asociadas al nacionalismo blanco en algunos barrios obreros gracias a su ataque populista contra la guerra de las Malvinas y a su xenófobo discurso antiinmigración. Lo mejor: su banda sonora.

viernes, 16 de marzo de 2012

George Clooney es detenido en una protesta contra el gobierno de Sudán

El actor fue esposado por la policía en una manifestación que fue ampliamente seguida por los medios de comunicación, que grabaron cuando se acercó tranquilo hacia los agentes y con una media sonrisa recibió los grilletes.


El actor George Clooney fue detenido este viernes en una protesta ante la embajada de Sudán en la que se acusaba al presidente sudanés, Omar al-Bashir, de provocar una crisis humanitaria por bloquear el acceso de comida y ayuda en la región de las montañas de Nuba, en la frontera con Sudán del Sur.

Clooney fue esposado por la policía en una manifestación que fue ampliamente seguida por los medios de comunicación, que grabaron cómo el actor se acercó tranquilo hacia los agentes y con una media sonrisa recibió los grilletes.

Los manifestantes denunciaron los bombardeos, la violencia y el uso de comida como "arma de guerra" que estaría utilizando el Gobierno de Sudán "contra hombres, mujeres y niños inocentes" en el sur de la región de Kordofan, un área de fronteras poco definidas entre Sudán y su vecino Sudán del Sur.

El objetivo de esta protesta era llamar la atención del Gobierno estadounidense y de los líderes mundiales para detener la violencia en la región y prevenir una catástrofe humanitaria.

En la manifestación, organizada por la National Asociation for the Advancement of Colored People (NAACP), también participaron su presidente, Ben Jealous, y el congresista demócrata Jim Moran.

El actor, un ferviente activista a favor de los derechos de los habitantes de Sudán del Sur, pidió esta semana al presidente de EE.UU., Barack Obama, que convenza al gobierno de China para que se una a la presión internacional a fin de que el gobierno sudanés permita que ingrese la ayuda en la frontera sur del país para paliar la hambruna.

El pasado miércoles Clooney compareció ante el Congreso de EE.UU. para advertir sobre la situación de Sudán del Sur, donde alertó que la población está siendo masacrada e instó a que se aprueben sanciones contra el Gobierno sudanés.

Clooney ha viajado a las montañas sudanesas de Nuba, en Kordofán del Sur, donde, según dijo, los habitantes han huido a las cuevas que allí se encuentran "para seguir con vida".

El actor prepara un documental con John Prendergast, cofundador de Enough Project, una ONG creada para luchar contra el genocidio y los crímenes contra la humanidad, en el que muestran la violencia que sufren los civiles por parte de las Fuerzas Armadas sudanesas, que llevan a cabo bombardeos aéreos en las montañas de Nuba con fines de limpieza étnica, denunció.

"Vamos a continuar haciendo videos para que puedan estar disponibles para la gente. Sudán tiene una infraestructura de ayudas mucho más fuerte que otras zonas deprimidas. Se ha mantenido a través de los años, pero nuestro trabajo es ampliar su presencia y su importancia", dijo en la audiencia.

En 2010 Clooney cofundó el Proyecto Satélite Centinela, cuyo objetivo es captar imágenes de las atrocidades que se llevan a cabo en el interior de Sudán.

EFE

sábado, 3 de marzo de 2012

W. O Dios bendiga a Oliver Stone

Por Cartelera DVD

Hay quien la ha calificado como parodia. Podría serlo por la musicalización con la bellísima melodía
A Wonderful World, o las escenas en un campo de beisbol, deporte tan apreciado en el cine y el sutil gusto "de los americanos", como les cantó Alberto Cortés.

Pero la personificación de Condoleeza Rice, Tony Blair los Bush, padre e hijos, George y Jeb, el militar Colin Powell y otros actores de la peor ralea, del fanatismo y la sumisión al dinero y al poder de la clase política republicana de los Estados Unidos, hacen que las pinceladas de humor solo maticen un poco el intenso drama que se desarrolla en pantalla y que no es sino un pálido reflejo de más de un millón de muertos y mutilados en una guerra que todo un planeta quiso evitar, sin éxito alguno.

Alguien que no alcanzó a ser personificado fue el enano José María Aznar, quizá porque Stone no alcanzó a conocer los daños que le ha causado a México como gestor de las empresas que construyen macrovías en lugar de trenes elevados u otras soluciones socialmente responsables. No es una anotación gratuita, si lo tenemos aquí es porque sus juegos de guerra no le sirvieron siquiera para obtener los contratos de reconstrucción que pretendía, luego de avalar los bombardeos sobre Irak.


Como en JFK, Oliver Stone (además de renovar su gusto por los nombres sintéticos) hace una dramatización de hechos reales para documentar uno de los pasajes más dramáticos del Siglo XXI. Para hacernos mostrar su repudio a uno de los peores presidentes en la historia del planeta, lo más que hace es mostrarlo comiendo con gran ansiedad y hablando con la boca llena, lo que de paso justifica la anécdota rigurosamente cierta del desmayo que sufrió George W. cuando se le atoró un pretzel por gritar durante un encuentro deportivo que presenciaba por televisión.

Excelentemente caracterizada por Josh Brolin, quien solo ganó un modesto premio en Hollywood, la película fue terriblemente subestimada, está pésimamente calificada por los usuarios de la base de datos de Internet Movies, donde apenas superaba el seis a dos años de su estreno.

Con todo, ante la repetición de las estrategias propagandísticas republicanas, ahora con el pretexto del peligro nuclear iraní, la película W se vuelve de revisión obligada no solo para los cinéfilos, sino para los políticos, los analistas, los pacifistas, los estudiantes de sicología, los dirigentes de alcohólicos anónimos, los internacionalistas y en fin, para todo ser humano interesado en que un puñado de imbéciles que hablan inglés, hebreo o parsi decidan por toda la humanidad.

La discriminación que sufrió W por la Academia, por los críticos y por los propios cinéfilos, los premios que se le negaron no deben hacernos prescindir de una revisión crítica e incluso como arma de contrapropaganda ante los juegos de guerra que al iniciar 2012 se han estado intensificando.

Un tratado de desarme nuclear en el oriente, cuna del paraíso, según los estudios rabínicos que lo colocan entre dos ríos, el Tigris y el Eufrates puede ser una solución, escalar las tensiones, el inicio de la tercera y última guerra mundial.

Por eso, más alla de su calidad cinematográfica o de los recursos dramáticos que haya empleado Oliver Stone para tratar de explicarse porque la inútil guerra con Irak, como el de W, tratando de superar lo que el padre no se atrevió a hacer en la guerra del golfo, es una cinta imprescindible.

Ni por sus premios, ni por la calificación de los cinéfilos, W pasará a la historia cinematográfica, pero por el hecho de haberla realizado, Oliver Stone merece el mejor de los galardones: Que Dios lo bendiga.

Tomado de: www.carteleradvd.blogspot.com